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Una de las tradiciones de mayor riqueza cultural para el pueblo mexicano es la celebración del Día de los Muertos. Una festividad llena de magia y color que ha llevado a cabo por siglos, el primero y dos de noviembre. Fecha muy especial para celebrar la vida de quienes terminaron su tiempo en este entorno. En cada rincón de México la muerte es motivo de fiesta. En los panteones de Oaxaca, se celebran ritos de origen prehispánico, en tanto que en las islas de Janitzio y Tzintzuntzan, en el lago de Pátzcuaro, Michoacán, se levantan monumentales ofrendas donde abundan cirios y veladoras, incienso y copal, y cuyos cementerios son visitados por miles de personas. En los panteones de Xochimilco y Mixquic, en el Distrito Federal, como en muchos otros, las tumbas son adornadas con pétalos de cempasúchitl, la flor de los muertos, y los vivos llevan serenatas con mariachis y trios. Es costumbre en estos días obsequiar calaveritas de azúcar y dedicar a los amigos coplas humorísticas conocidas como Calaveras.

 

 

Simbolismo

 

Todos los altares deben contener los cuatro elementos de la naturaleza:

  • Tierra: Representada por la sal, un elemento de purificación.

  • Aire: representado por el papel picado.

  • Agua: porque da vida.

  • Fuego: representado por el copal, sirve para que el humo limpie el lugar de malos espíritus y así pueda entrar el alma a su casa sin ningún peligro.

Todos los materiales comúnmente utilizados para hacer una Ofrenda de Día de Muertos tienen un significado y son los siguientes:

  • Retrato de la persona recordada: El retrato del difunto, sugiere el ánima que los visitará la noche del 2 de noviembre. Se pueden poner varios retratos a la vez y honrar a varios miembros de la familia.

  • Los cirios: Representan el alma del difunto. Las velas o cirios, sobre todo si son morados, son señal de duelo. Los cuatro cirios en cruz representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino.

  • Flor de Cempaxúchitl (o flor de cien pétalos): Su color representa la luz como los rayos del sol y al regarla en forma de camino se le indica a las almas rumbo para guiarla a casa.

  • Cruz de Tierra: Para recordarle su fe, ya que el día miércoles de ceniza se le dice la frase "recuerda que polvo eres y en polvo de convertirás" entonces se le recuerda que regresa a la tierra de la que salió. En algunos lugares también se colocan otras imágenes religiosas.

  • Las Calaveras: Las calaveras pueden ser de azúcar, chocolate o amaranto. Se colocan en diferentes niveles del altar. Las calaveras medianas en el nivel superior, son alusión a la muerte, siempre presente. Las tres calaveras chicas en el nivel bajo son dedicadas a la santísima trinidad. La calavera grande en el nivel bajo, está dedicada al padre eterno Ttienen escritos el nombre del difunto (o en algunos casos de personas vivas, en forma de broma modesta que no ofende en particular al aludido) en la frente, son consumidas por parientes o amigos. El cráneo representa la tristeza de la muerte, pero el dulce de que está confeccionado representa la dulzura de la vida.

  • Bebidas: Preferentemente tequila, aunque también se utiliza el café, chocolate, pulque  y cerveza. Es para que recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida.

  • Comida: Es parte integral de la ofrenda. Tiene por objeto deleitar el alma con su aroma, de preferencia los platillos que más le agradaban al fallecido, como mole, tamales, enchiladas, tacos y frutas.

  • Pan de muerto: Platillo especial del Día de Muertos. Es un panecillo dulce que se hornea en diferentes figuras, desde simples formas redondas hasta cráneos, adornado con figuras del mismo pan en forma de hueso y se espolvorea con azúcar. El pan varía de región a región, puede ser antropomórfico o comúnmente redondo con dos huesos atravesados en la parte superior. Es redondo porque está dentro de la dualidad de la vida-muerte, que no permite que nada termine y que la vida continúe mas allá de lo que en un estado consiente no se podría entender.

  • Juguetes: Para los niños se colocan sus juguetes favoritos y dulces.

  • Objetos adicionales: se pueden colocar objetos personales como los lentes, algún instrumento musical, algún libro, cigarros y figuras de papel maché como las catrinas.

Mestizaje

 

La celebración en el mundo prehispánico

Para los antiguos mexicanos, la Muerte no tenía las connotaciones morales de la religión católica, en la que las ideas de infierno y paraíso sirven para castigar o premiar. Por el contrario, ellos creían que los rumbos destinados a las almas de los muertos estaban determinados por el tipo de muerte que habían tenido, y no por su comportamiento en la vida.

De esta forma, las direcciones que podrían tomar los muertos son:

El Tlalocan o paraíso de Tláloc, dios de la lluvia. A este sitio se dirigían aquellos que morían en circunstancias relacionadas con el agua: los ahogados, los que morían por efecto de un rayo, los que morían por enfermedades como la gota o la hidropesía, la sarna o las bubas, así como también los niños sacrificados al dios. El Tlalocan era un lugar de reposo y de abundancia. Aunque los muertos eran generalmente incinerados, los predestinados a Tláloc eran enterrados, como las semillas, para germinar.

El Omeyocan, paraíso del sol, presidido por Huitzilopochtli, el dios de la guerra. A este lugar llegaban sólo los muertos en combate, los cautivos que eran sacrificados y las mujeres que morían en el parto. Estas mujeres eran comparadas a los guerreros, ya que habían librado una gran batalla, la de parir, y se les enterraba en el patio del palacio, para que acompañaran al sol desde el cenit hasta su ocultamiento por el poniente. Su muerte provocaba tristeza y también alegría, ya que, gracias a su valentía, el sol las llevaba como compañeras. Dentro de la escala de valores mesoamericana, el hecho de habitar el omeyocan era un privilegio.

El Omeyocan era un lugar de gozo permanente, en el que se festejaba al sol y se le acompañaba con música, cantos y bailes. Los muertos que iban al Omeyocan, después de cuatro años, volvían al mundo, convertidos en aves de plumas multicolores y hermosas.

Morir en la guerra era considerada como la mejor de las muertes por los aztecas. Por incomprensible que parezca, dentro de la muerte había un sentimiento de esperanza, pues ella ofrecía la posibilidad de acompañar al sol en su diario nacimiento y trascender convertido en pájaro.

El Mictlán, destinado a quienes morían de muerte natural. Este lugar era habitado por Mictlantecuhtli y Mictacacíhuatl, señor y señora de la muerte. Era un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que ya no era posible salir.

El camino para llegar al Mictlán era muy tortuoso y difícil, pues para llegar a él, las almas debían transitar por distintos lugares durante cuatro años. Luego de este tiempo, las almas llegaban al Chignahuamictlán, lugar donde descansaban o desaparecían las almas de los muertos. Para recorrer este camino, el difunto era enterrado con un perro, el cual le ayudaría a cruzar un río y llegar ante Mictlantecuhtli, a quien debía entregar, como ofrenda, atados de teas y cañas de perfume, algodón (ixcátl), hilos colorados y mantas. Quienes iban al Mictlán recibían, como ofrenda, cuatro flechas y cuatro teas atadas con hilo de algodón.

Por su parte, los niños muertos tenían un lugar especial, llamado Chichihuacuauhco, donde se encontraba un árbol de cuyas ramas goteaba leche, para que se alimentaran. Los niños que llegaban aquí volverían a la tierra cuando se destruyese la raza que la habitaba. De esta forma, de la muerte renacería la vida.

Los entierros prehispánicos eran acompañados de ofrendas que contenían dos tipos de objetos: los que, en vida, habían sido utilizados por el muerto, y los que podría necesitar en su tránsito al inframundo. De esta forma, era muy variada la elaboración de objetos funerarios: instrumentos musicales de barro, como ocarinas, flautas, timbales y sonajas en forma de calaveras; esculturas que representaban a los dioses mortuorios, cráneos de diversos materiales (piedra, jade, cristal), braseros, incensarios y urnas.

Las fechas en honor de los muertos son y eran muy importantes, tanto, que les dedicaban dos meses. Durante el mes llamado Tlaxochimaco, se llevaba a cabo la celebración denominada Miccailhuitntli o fiesta de los muertitos, alrededor del 16 de julio. Esta fiesta iniciaba cuando se cortaba en el bosque el árbol llamado xócotl, al cual le quitaban la corteza y le ponían flores para adornarlo. En la celebración participaban todos, y se hacían ofrendas al árbol durante veinte días.

En el décimo mes del calendario, se celebraba la Ueymicailhuitl, o fiesta de los muertos grandes. Esta celebración se llevaba a cabo alrededor del 5 de agosto, cuando decían que caía el xócotl. En esta fiesta se realizaban procesiones que concluían con rondas en torno al árbol. Se acostumbraba realizar sacrificios de personas y se hacían grandes comidas. Después, ponían una figura de bledo en la punta del árbol y danzaban, vestidos con plumas preciosas y cascabeles. Al finalizar la fiesta, los jóvenes subían al árbol para quitar la figura, se derribaba el xócotl y terminaba la celebración. En esta fiesta, la gente acostumbraba colocar altares con ofrendas para recordar a sus muertos, lo que es el antecedente del actual altar de muertos.

 

Patrimonio de la Humanidad

 

En ceremonia llevada a cabo en París, Francia el 7 de noviembre de 2003 la UNESCO distinguió a la festividad indígena de Día de Muertos como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. La distinción por considerar la UNESCO que esta festividad es:

"...una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo, y como una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas del país."

Además en el documento de declaratoria se destaca:

"Ese encuentro anual entre las personas que la celebran y sus antepasados, desempeña una función social que recuerda el lugar del individuo en el seno del grupo y contribuye a la afirmación de la identidad..."

Además de: "...aunque la tradición no está formalmente amenazada, su dimensión estética y cultural debe preservarse del creciente número de expresiones no indígenas y de carácter comercial que tienden afectar su contenido inmaterial."

DÍA DE LOS MUERTOS

Las visitas de las Almas

Se tiene la creencia de que el día 28 de octubre llegan las almas de las personas que murieron trágicamente o de "desgracia", para este día se enciende una veladora dedicada a las ánimas. El día 29 de octubre no viene nadie y el día 30 de octubre llegan las almas del limbo (estas son las almas de los niños o personas que murieron sin recibir el sacramento del bautismo) el día 31 de octubre llegan las almas de los niños y se van el día 1 de noviembre, durante la noche los niños salen a pedir "la calaverita" que consiste en pedir de casa en casa limosna para comprar ceras y encenderlas en el templo para las animas o almas olvidadas o que quizá no se sabe que han muerto, y al encender la luz ellas tendrán luz. El día 1 de noviembre llegan las almas de los adultos, y se van el día 2; éste día a partir de las 4 de la tarde se lleva a cabo la tradicional "levantada de la ofrenda" y se come y comparten las viandas que se pusieron en el altar.

 

 

 

 

A lo largo y ancho del país, tanto en pequeños poblados como en las grandes ciudades, los mexicanos rinden culto a la muerte y a sus difuntos. Con antecedentes mestizos, como los habitantes del país, estas fiestas resultan de la mezcla de la visión sobre la muerte de los antepasados indígenas y de la religión católica de los conquistadores españoles.

Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de los españoles. Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha, nahua y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizan en estas civilizaciones por lo menos desde hace tres mil años. En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.

El festival que se convirtió en el Día de Muertos era conmemorado el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y era celebrado durante un mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la "Dama de la Muerte" (actualmente relacionada con "la Catrina", personaje de José Guadalupe Posada) y esposa de Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos. Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.


 

Transformación del ritual

Cuando llegaron a América los españoles en el siglo XVI trajeron sus propias celebraciones del Día de Muertos cristianas y europeas, donde se recordaba a los muertos en el Día de Todos los Santos. Al convertir a los nativos del nuevo mundo se dio lugar a un sincretismo que mezcló las tradiciones europeas y prehispánicas, haciendo coincidir las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas con el festival similar mesoamericano, creando el actual Día de Muertos.

Calaveritas

Se les llama así tanto a las rimas, versos satíricos como a los grabados que ilustran calaveras disfrazadas o bien de dulce descritas a continuación:

  • Rimas. también llamadas "calaveras", son en realidad epitafios humorísticos de personas aún vivas que constan de versos donde la muerte (personificada) bromea con personajes de la vida real, haciendo alusión sobre alguna característica peculiar de la persona en cuestión. Finalizan con frases donde se expone que se lo llevará a la tumba. Es muy común dedicar las "calaveritas" a personajes públicos, en especial a políticos en el poder. En muchos casos la rima habla del aludido como si estuviera ya muerto.

  • Grabados: Litografías, generalmente del Maestro José Guadalupe Posada, que aunque no dibujó específicamente para Día de Muertos, sino eran caricaturas con que colaboraba en diferentes publicaciones de principios del siglo XX en México se usan en estas fechas por sus alusiones a la muerte festiva.

  • De dulce: Son dulces en forma de cráneo, generalmente realizadas de dulce de azúcar, chocolate, amaranto, gomita, entre otros. Generalmente son vendidas en los tradicionales mercados denominados "Todos Santos" además de tiendas comerciales, tianguis, etc. 

 

Recomendación de lectura

La obra literaria de Juan Rulfo

Pedro Páramo

 

Si deseas participar con nosotros por favor baja la solicitud para que montes un altar/ofrenda 

Convocatoria Ofrendas

Por sexto año consecutivo se llevó a cabo la celebración del 

Día de los Muertos en The Garage.

 

Cientos de personas asistieron a el evento, un éxito, lleno de color, música, respeto, memorias y calor humano. Las fotos del evento se encuentran en nuestra página de Facebook Casa Guanajuato Kennett Square 

 

Esperamos superar la asistencia este año con su colaboración.

 

El difundir una tradición llena de tanto calor humano es importante para la comunidad.

 

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Convocatoria Calaveritas Literarias

Participa, crea, imagina, canta, expresa

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Convocatoria Artistas

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Próximo Evento

 

Viernes 6 y Sábado 7 de Noviembre, 2020

 

American Legion Hall

208 E. State St

Kennett Square, PA 19348

En el Festival de Dia de los Muertos 2019 en Kennett Square, no olvides venir y dejar tu mariposita con alguna memoria para tu ser querido, en nuestra ofrenda comunitaria.

Esta es la historia de las mariposas en Día de Muertos:

La mariposa monarca es el alma de los muertos

La mariposa monarca es el espíritu del bosque y el alma de los muertos. Al menos así lo creían las antiguas culturas prehispánicas de la región donde hoy se ubican los santuarios en Michoacán y el Estado de México.

Mexicas, mixtecas, teotihuacanos, toltecas y zapotecas se admiraban con el paso de las colonias del insecto a sus zonas de hibernación. En particular, los aztecas la llamaban Quetzalpapalotl o mariposa sagrada, y la asociaban con Xochiquetzal (flor preciosa), diosa de la belleza, el amor, las flores e incluso se le representaba como mariposa.

Cuando en el siglo XIX se comenzó a rendir culto a los muertos el 1 y 2 de noviembre, la celebración coincidió con la llegada de las mariposas monarcas a la región de hibernación en el Estado de México y Michoacán, por lo que surgió la tradición de vincularlas con las almas de los muertos.En la zona, purépechas y mazahuas consideran que las mariposas son mensajeras de los dioses y representan los espíritus de sus antepasados, por lo que las reciben con ofrendas de cera y copal.

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